Verde clásico
Una semana queda para que arranque el tercer Grand Slam de la temporada: Wimbledon. El torneo clásico por excelencia, el más antiguo (su primera versión se jugó en 1877), el que vivió el partido más largo de la historia, el único en césped y el único que exige indumentaria especial y posee un centenario auspiciador.
Jugar en el All England Lawn Tennis & Criquet Club de Londres es un privilegio, pues es disfrutar no sólo la Catedral del Tenis, sino también un ambiente único en el circuito. Es convivir con condiciones inigualables, rodeados de reglas especiales, tradiciones y hasta supersticiones.
¿Sabías que existe un número “prohibido” en Wimbledon? Sí, porque para el torneo se utilizan 19 cancha del club, pero ninguna es la número 13. Superstición al estilo británico.
Además, popularmente se dice que los jugadores deben saltar a la pista de blanco pero, en la práctica, no es tan así. En realidad Wimbledon no obliga jugar de blanco, sino que prohíbe usar colores oscuros, fluorescentes y llamativos. Recomienda los tonos pasteles y el blanco. Los ingleses no imponen el blanco, pero no dejan opciones.
En una época en la que el marketing florece de muchas formas y la publicidad se encuentra en todos lados, Wimbledon prefiere mantenerse al margen, por lo menos en un aspecto esencial del torneo: las pelotas. La marca británica Slazenger es la fabricante de las bolas del torneo desde 1902. Sí, nada menos que 114 años.
Pasando a la cancha, Wimbledon ha sido el escenario reciente de momentos inolvidables. Estaríamos horas recordando episodios entre tanta leyenda que ha pisado el histórico césped londinense, pero en esta ocasión no repasaremos el partido más largo en la historia del tenis, disputado entre John Isner y Nicolas Mahut en 2010, ni tampoco la heroica y emotiva consagración de Goran Ivanisevic en 2001, sino que un choque que sólo con el tiempo se convirtió en relevante: Pete Sampras vs. Roger Federer, también en la versión de 2001.
El suizo, con apenas 19 años y sólo un título ATP, desafiaba a la última gran leyenda, quien hasta ese momento era el máximo ganador de torneos de Grand Slam y ostentaba el mayor número de semanas como primero del ranking. Por su parte, Sampras llegaba con 29 años y una temporada lejos del nivel que lo consagró, pero aún así era un rival extremadamente complicado en Wimbledon, donde había sido campeón en siete ocasiones.
Para muchos, ese partido marcó el cambio generacional. Fue un duelo intenso que se definió en cinco sets a favor del suizo, por 7-6, 5-7, 6-4, 6-7, y 7-5, quien se convertiría en el “heredero” de “Pistol Pete” y el encargado de derribar prácticamente todos sus records, que en esa época parecían imposibles.
Así es Wimbledon, un torneo especial por donde se lo mire y que en la versión de 2016 promete no ser la excepción. ¿Podrán Serena Williams y Novak Djokovic defender sus coronas? ¿Quién será la revelación? El 27 de junio arrancarán dos semanas apasionantes.