Tomemos la raqueta, ¿te animas?
El tenis es un deporte que puede sacar lo mejor de nosotros, pues nos desafía a resolver diversos escenarios mentales en breves lapsos de tiempo y nos ayuda a mantenernos bien físicamente.
Si bien se trata de una actividad cuyo aprendizaje técnico no es simple, sólo pueden ocurrir cosas buenas cuando logramos convivir naturalmente con la raqueta y somos capaces de coordinar nuestros movimientos .
Además de las satisfacciones propias del aprendizaje de un nuevo deporte, el tenis entrega muchísimos beneficios a nuestra salud, sin importar si lo practicamos a nivel competitivo o sólo por diversión. A continuación te explicamos algunos de los más importantes:
Mejora nuestra capacidad aeróbica y cardiovascular
El tenis requiere una gran capacidad motriz para coordinar no sólo los movimientos, sino también la respiración. Esto ayuda a mejorar la resistencia aeróbica, mejora la circulación sanguínea y disminuye los riesgos de accidentes cardiovasculares.
Fortalece las articulaciones
Las articulaciones se benefician mucho al practicar tenis, pues los cartílagos, tendones y ligamentos ganan en flexibilidad y se vuelven más resistentes. En particular, los tobillos se fortalecen y disminuyen las posibilidades de esguinces, muy comunes en la práctica deportiva. Los codos también se ven beneficiados, siempre y cuando la técnica de golpe sea correcta.
Nos ponemos más ágiles
Al tener que desplazarnos rápidamente y coordinar todo el cuerpo para golpear la bola, obligamos a nuestros músculos a estirarse constantemente, lo que finalmente los adapta a realizar movimientos físicamente más exigentes. Cada vez nos volvemos más flexibles, nos lesionamos menos, mejoramos nuestra velocidad de reacción y nos sentimos más livianos.